Energías renovables en China: Camino a convertirse en una superpotencia verde
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En los últimos años, China se ha convertido rápidamente en líder mundial en energías renovables. El mayor emisor de CO₂ del mundo se encuentra inmerso en una transformación sin precedentes de su sistema energético. Mientras que otras naciones aún debaten la implementación de estrategias verdes, China avanza a pasos agigantados en la expansión de la energía solar y eólica a un ritmo récord, aunque no sin dificultades.
A finales de 2024, China contaba con una capacidad total de generación eléctrica de aproximadamente 3349 gigavatios (GW). De esta cantidad, más de 1878 GW provenían de fuentes de energía renovables, lo que representó duplicarse en tan solo dos años. La energía fotovoltaica desempeñó un papel fundamental: con más de 1080 GW de energía solar instalada (a mayo de 2025), China se posiciona como líder mundial, con más del doble de la capacidad del resto del planeta en conjunto. La capacidad de energía eólica alcanzó aproximadamente los 604 GW durante el mismo período, con un fuerte crecimiento tanto en tierra como en el mar.
Esta expansión dinámica también se refleja en la generación de electricidad: en abril de 2025, las centrales solares y eólicas generaron por primera vez más de una cuarta parte de la electricidad total de China; la energía solar representó el 12,4 % y la eólica el 13,6 %. En el primer trimestre de 2025, la participación de todas las fuentes renovables en la matriz energética rondaba el 39 %, mientras que la del carbón cayó a un mínimo histórico del 53 %, un cambio significativo en un país que tradicionalmente ha dependido en gran medida de los combustibles fósiles.
Sin embargo, la magnitud de esta expansión también conlleva problemas. Muchas de las plantas de nueva construcción no inyectan toda su electricidad a la red; esta llamada «limitación» afecta especialmente a regiones remotas como el Tíbet y Qinghai, donde hasta el 30 % de la energía solar generada se queda sin utilizar. En promedio, la limitación de la energía solar fue del 6,6 % en 2024, y la de la energía eólica, del 5,7 %. Las principales causas son la infraestructura de red inadecuada, los desequilibrios regionales en la demanda y la falta de flexibilidad de las centrales eléctricas convencionales.
Para afrontar estos desafíos, el gobierno chino está invirtiendo fuertemente en tecnologías de almacenamiento y en la expansión de la red eléctrica. La central hidroeléctrica de bombeo de Fengning, en la provincia de Hebei, puesta en marcha en agosto de 2024, es la mayor de su tipo en el mundo, con una capacidad de 3,6 GW. Además, se invertirán alrededor de 215 000 millones de dólares en nuevas líneas de transmisión de corriente continua de alta tensión (HVDC) para 2030, con el fin de transportar electricidad renovable desde el oeste del país hasta las regiones orientales, densamente pobladas.
La transición energética reviste gran importancia económica. En 2024, el sector de las energías renovables contribuyó con aproximadamente el 10 % al producto interno bruto de China. Sin embargo, este auge también ha tenido sus inconvenientes. Debido al exceso de capacidad y a la caída de los precios del mercado mundial, los principales fabricantes chinos de paneles solares, como Longi y Trina Solar, se vieron obligados a recortar miles de puestos de trabajo: se perdieron alrededor de 87 000 empleos. El gobierno chino ya está considerando medidas para gestionar esta situación, como límites a la producción o mecanismos de coordinación similares a una «OPEP solar».
A pesar de los impresionantes avances, el historial climático de China sigue siendo ambiguo. La expansión de las energías renovables va de la mano con una expansión paralela de las centrales eléctricas de carbón: solo en 2024 se aprobaron más de 66 GW de nueva capacidad de generación de energía con carbón. Esto se justifica por motivos de seguridad energética y de suministro, especialmente durante períodos de alta demanda eléctrica o fluctuaciones climáticas.
A largo plazo, sin embargo, China persigue objetivos ambiciosos: para 2030, se prevé la instalación de más de 2460 GW de capacidad de energía renovable, y para 2060 el país aspira a ser climáticamente neutro. Muchos expertos prevén que la generación de energía a partir de carbón alcance su punto máximo ya en 2025, y que para finales de la década, más de la mitad del consumo eléctrico de China provendrá de fuentes renovables.
Conclusión:
China lidera la transición energética global a un ritmo y escala sin precedentes. La expansión de las energías renovables es impresionante por su magnitud y está transformando el mercado energético mundial. Sin embargo, para aprovechar plenamente este potencial, se requieren reformas estructurales adicionales en la red eléctrica, el almacenamiento y el equilibrio económico de la industria. Los próximos años demostrarán si China puede convertirse en un modelo a seguir para otros países, no solo en términos de capacidad, sino también en el uso e integración efectivos de la energía limpia.